jueves, 2 de febrero de 2017

JUDIT. INTRODUCCIÓN. PERSONAJES.

Los que destacan sobre la masa anónima son figuras típicas y funcionales, sin psicología individual. Es normal en la narrativa hebrea el subordinar los personajes al argumento; aunque abunden los finos detalles psicológicos, faltan las personalidades construidas.

Se puede notar en el grupo enemigo el servilismo a diversos niveles, que contrasta con la libertad de espíritu de una mujer israelita. Por lo demás, las figuras son rígidas y las reacciones psicológicas demasiado elementales. Dada la extensión del libro, las figuras de Judit y de Holofernes pudieron quedar más dibujadas. El autor emplea más bien la insistencia en lo mismo, explotando un dato como leitmotiv.

La falta de personalidad de los personajes se debe en parte al papel típico que han de representar. Judit es "La judía", encarnación del pueblo como novia (por la belleza) y como madre, según la tradición profética. Encarna la piedad y la fidelidad al Señor y la confianza en su Dios, el valor con la sabiduría. Es una figura ideal que podrá inspirar a cualquier hijo de Israel.

Y es significativo que el autor la presente viuda y sin hijos. Como viuda puede representar el sufrimiento del pueblo, aparentemente abandonado de su Señor (Is 49 y 54); puede concentrar toda su fidelidad en el único Señor del pueblo. Pues, en aquel momento, el pueblo no cometía adulterio con dioses ajenos. No teniendo hijos físicos, puede asumir la maternidad de todo el pueblo y convertirse en "bienhechora de Israel" (15,10).

Judit aconseja como Débora, hiere como Yael, canta como Miriam.

Nabucodonosor queda remoto en la narración. Si ocupa la escena en un capítulo y medio, después se convierte en un ser lejano, respetado a distancia. En la acción es más importante Holofernes, el general enemigo -y a él le gustará escucharlo de boca de Judit-. También él es típico: del poderío militar seguro de sí mismo, de la concupiscencia sexual, de la fuerza que se ciega.

Los jefes de la ciudad representan el partido cobarde, dispuesto a rendirse al extranjero, aunque capaz de reconocer las acciones de Dios. Ajior representa al extranjero que reconoce sinceramente y llega a convertirse.

En la trama de la obra y en el momento histórico, los personajes eran más símbolos que personas reales; y como tales han pasado el acervo literario de occidente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario