jueves, 2 de febrero de 2017

JUDIT. INTRODUCCIÓN. LO ANTIGUO Y LO NUEVO.

a) El argumento, reducido a esqueleto, es de pura ascendencia bíblica: Israel se encuentra en situación apurada, desesperada, Dios lo libra por medios humanos débiles. Tal esquema es uno de los más frecuentes en la prosa narrativa de Israel (y es común a muchas culturas).

Es relativamente nuevo que el pueblo no haya pecado, que la desgracia no sea castigo de una rebelión. Esto responde más bien al argumento de Sal 44,18.

Pertenece al talento del narrador el ir retrasando y acrecentando lo crítico de la situación, tratando un contraste con el resto de las naciones, explotando quizá sugerencias como el ataque de Senaquerib a Jerusalén.

b) Tradicional es el motivo de la mujer que seduce y vence al enemigo: en la doble versión de Yael-Sísara y Dalila-Sansón. Y se puede pensar en la variante de 2 Sm 20, la mujer sagaz que salva a los vecinos arrojando al asediante la cabeza del rebelde, se trata de coincidencias parciales, en la actuación de una mujer, la ciudad asediada, la cabeza cortada.

La figura de Judit toma rasgos proféticos: cuando denuncia a los jefes su falta de confianza, cuando se presenta a Holofernes como confidente de Dios. El primer elemento tiene función narrativa y sirve para interpelar a los lectores, puede tener un remoto antecedente en la figura de Débora increpando a Barac. El segundo elemento es parte de la ironía del pasaje y parece aportación del autor.

c) La figura del extranjero que canta la alabanza de Israel tiene un par de antecedentes en las personas de Rajab (Jos 2) y de Balaán (Nm 22-24). El autor introduce aquí un amonita y sabe explotar la figura.

d) Otros motivos tradicionales son: El descubrimiento del asesinato por los criados (Eglón, Sísara). Las danzas y el canto de victoria (Miriam, Débora). La soberbia del extranjero agresor (Senaquerib). El castigo del enemigo de noche y la liberación por la mañana (noche de los primogénitos, mar Rojo). El protagonista que cuenta la liberación (Moisés).

Naturalmente, estos motivos no son exclusivos de la Biblia. Pero es lógico pensar que el autor se haya inspirado en las propias tradiciones. En la trama del libro, los motivos se estructuran con suficiente originalidad.

Al argumento y los motivos hay que añadir la abundante fraseología tradicional, lo cual prueba que el original se escribió en hebreo. Además sumerge al lector hebreo en un lenguaje narrativo tradicional bastante concentrado. El lenguaje de Josué, Jueces, Samuel y Reyes resuena en las presentes páginas, y un oído avezado lo reconoce sin esfuerzo (incluso a través de la traducción griega).

Esta tradicionalidad tiene función decisiva en el relato. El autor quiere animar a sus paisanos trayéndoles a la memoria los recuerdos nacionales, transformados en una narración original. El pasado todavía es presente y puede volver a repetirse, incluso adoptando formas nuevas. El procedimiento estilístico responde al sentido de la obra.

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