jueves, 2 de febrero de 2017

JUDIT. CAPÍTULO 14.

La mañana triunfal  

141Entonces Judit les habló:
-Escuchad, hermanos. Tomad esta cabeza y colgadla en las almenas de la muralla. 2Y cuando comience a clarear y salga el sol sobre la tierra, empuñará cada cual sus armas y saldrán de la ciudad todos los soldados. Poned al frente un jefe, como si fuerais a bajar a la llanura contra las avanzadas asirias, pero no bajéis. 3Ellos tomarán las armas e irán al campamento a despertar a los generales del ejército asirio: todos irán corriendo a la tienda de Holofernes, y no lo encontrarán. Entonces les entrará el pánico y huirán ante vosotros. 4Vosotros, y cuantos viven en territorio israelita, los perseguiréis para destrozarlos en la retirada. 5Pero antes llamadme a Ajior, el amonita, para que vea y reconozca al que se burlaba de los israelitas y nos lo mandó para que lo matáramos.
6Fueron a casa de Ozías a buscar a Ajior. Cuando llegó y vio la cabeza de Holofernes en la mano de un hombre de la asamblea, se desmayó y cayó de bruces. 7Cuando lo levantaron, se echó a los pies de Judit, y postrado ante ella, dijo:
-Te bendecirán en todas las tiendas de Judá, y todos los pueblos que escuchen tu fama temblarán. 8Ahora cuéntame lo que has hecho estos días.
En medio de la gente, Judit contó lo que había hecho, desde el día en que marchó hasta aquel momento. 9Cuando acabó, todos echaron vivas, llenando la ciudad de gritos de júbilo.
10Ajior, viendo cuanto había hecho el Dios de Israel, creyó plenamente en él, se circuncidó y fue admitido en la casa de Israel definitivamente.
11Cuando despuntó el día, colgaron de la muralla la cabeza de Holofernes. Los hombres empuñaron las armas y salieron por escuadrones hacia los accesos de la ciudad. 12Por su parte, los asirios, al verlos, lo notificaron a sus jefes, y éstos a los generales, comandantes y toda la oficialidad. 13Cuando llegaron a la tienda de Holofernes, dijeron al mayordomo:
-Despierta a nuestre jefe, que esos esclavos se han atrevido a bajar para atacarnos; quieren que los destrocemos por completo.14Bagoas entró y golpeó el tapiz de la tienda, suponiendo que Holofernes dormía con Judit.
15Como no respondía nadie, apartó las cortinas, entró en la alcoba y se lo encontró muerto, tirado en la entrada; le habían arrancado la cabeza.
16Bagoas pegó un grito, y rasgándose las vestiduras, se echó a llorar, sollozando y aullando.
17Luego fue a la tienda donde se alojaba Judit, y al no encontrarla, se lanzó sobre la tropa, gritando:
18-¡Los esclavos nos han traicionado! Una sola mujer hebrea ha deshonrado a la casa del rey Nabucodonosor. ¡Ahí está Holofernes, tirado en el suelo y descabezado!
19Al oírlo, los oficiales asirios se rasgaron los mantos, completamente perturbados. Sus gritos y alaridos resonaron por todo el campamento.

Explicación.

14,1-4 Terminada esa especie de vigilia nocturna, Judit se transforma en estratega y comienza a dar órdenes que han de poner en marcha la acción y que adelantan los sucesos próximos. Se trata de una estratagema.
14,1 Colgar en un lugar visible la cabeza del enemigo vencido era quizás costumbre bélica. En el caso de Saúl se trata de cadáver decapitado, 1 Sm 31,10. El autor parece inspirarse de cerca en el episodio de Nicanor (Holofernes = Nicanor), del que tenemos noticias por 2 Mac 15, como muestran algunas frases: "mandó que cortasen la cabeza y el hombro por el brazo y que los llevaran a Jerusalén... (v.30) les mostró la cabeza del infame Nicanor... (v.32), "colgó de la acrópolis la cabeza y el brazo de Nicanor, como prueba visible y manifiesta a todos de la ayuda del Señor" (v.35). Además, la palabra ro´sh (= cabeza), se presta a un juego de palabras, ya que jefe o general se dice igual (compárese cn nuestro capit-án).

14,3 Es tradicional que la muerte del general provoque el desconcierto y la derrota del enemigo: p. ej. Jue 3,28-29; 2 Sm 18,17; 1 Re 22,36: "¡Cada uno a su pueblo, cada uno a su tierra! ¡Ha muerto el rey!"

14,4 También es tradicional la persecución para explotar las victorias: p. j... Jue 20,45; 1 Sm 17,52.

14,5-10 Quedan algunas horas hasta la mañana, que el autor llena con el nuevo episodio de Ajior. Rápidamente pasa por las etapas conducentes: el terror numinoso al ver en manos de Judit la cabeza de Holofernes; la escucha atenta de los sucesos, como hazaña del Señor; el reconocimiento y la conversión. El antecedente obvio es Rajab de Jericó; pero la figura de Ajior quiere representar a todos los gentiles que, al ver cómo el Señor salva a su pueblo, se sienten atraídos y se convierten. Para ellos ya no valen las limitaciones de Dt 23,4-5, sino el mensaje gozoso de Is 56 y textos semejantes. Entonces también el nombre Ajior se hace significastivo: "Mi hermano (Israel) es luz" (véase Is 49,6: "Te hago luz de las naciones").

14,11-15 El narrador difiere hábilmente el descubrimiento del cadáver, subiendo por los grados militares y deteniendo al lector en la tienda de Holofernes. El descubrimiento está más graduado que el de Eglón (Jue 3,25) y el de Sísara (Jue 4,22). Además el narrador se introduce oportunamente en la mente de Gaboas: "suponiendo que..."

14,13 La Vulgata escribe recordando en 1 Sm 14,11: "Han salido los ratones de las madrigueras y se atraven a desadiarnos" (puede haber influido un ligero cambio fonético).

14,16-19 Al descubrimiento del cadáver sigue una especie de ritual fúnebre, que se va dilatando, y contrasta fuertemente con la vigilia gozosa de Betulia. Lloran la muerte del general y la deshonra de la casa real.

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