jueves, 2 de febrero de 2017

JUDIT. CAPÍTULO 13.

131Cuando se hizo tarde, el personal de servicio se retiró en seguida. Bagoas cerró la tienda por fuera, después de hacer salir a los sirvientes. Todos fueron a acostarse, rendidos por lo mucho que habían bebido.
2En la tienda quedaron sólo Judit y Holofernes, tumbado en el lecho, completamente borracho.
3Judit había ordenado a su doncella que se quedara fuera de la alcoba y la esperase a la salida como otros días. Había dicho que saldría para hacer la oración, y había hablado de ello con Bagoas.
4Cuando salieron todos, sin que quedara en la alcoba nadie, ni chico ni grande, Judit, de pie junto al lecho de Holofernes, oró interiormente:
<<Señor, Dios todopoderoso,
mira ahora benévolo
lo que voy a hacer
para exaltación de Jerusalén.
5Ha llegado el momento 
de ayudar a tu heredad
y de cumplir mi plan,
hiriendo al enemigo
que se ha levantado
contra nosotros>>.
6Avanzó hacia la columna del lecho, que quedaba junto a la cabeza de Holofernes, descolgó el alfanje 7y, acercándose al lecho, agarró la melena de Holofernes y oró:
-¡Dame fuerza ahora, Señor, Dios de Israel!
8Le asestó dos golpes en el cuello con todas sus fuerzas, y le cortó la cabeza.
9Luego, haciendo rodar el cuerpo de Holofernes, lo tiró del lecho y arrancó el dosel de las columnas. Poco después salió, entregó a su ama de llaves la cabeza de Holofernes 10y el ama la metió en la alforja de la comida. Luego salieron las dos juntas para orar, como acostumbraban. Abravesaron el campamento, rodearon el barranco, subieron la pendiente de Betulia y llegaron a las puertas de la ciudad.

La ciudad victoriosa

11Judit gritó desde lejos a los centinelas:
<<¡Abrid , abrid la puerta!
Dios, nuestro Dios,
está con nosotros,
demostrando todavía su fuerza
en Israel
y su poder contra el enemigo.
¡Acaba de pasar hoy!>>.
12Cuando los de la ciudad la oyeron, bajaron en seguida hacia la puerta y convocaron a los concejales. 13Todos fueron corriendo, chicos y grandes. Les parecía increíble que llegara Judit. Abrieron la puerta y la recibieron; luego hicieron una gran hoguera para poder ver, y se arremolinaron en torno a ellas.
14Judit les dijo gritando:
<<¡Alabad a Dios, alabadlo!
Alabad a Dios,
que no ha retirado
su misericordia
de la casa de Israel;
que por mi mano
ha dado muerte al enemigo
esta misma noche>>.

15Y sacando la cabeza guardada en la alforja, la mostró, y dijo:
-Esta es la cabeza de Holofernes, generalísimo del ejército asirio. Este es el dosel bajo el que dormía su borrachera. ¡El Señor lo hirió por mano de una mujer! 16Vive el Señor, que me protegió en mi camino; os juro que mi rostro sedujo a Holofernes para su ruina, pero no me hizo pecar. Mi honor está sin mancha.
17Todos se quedaron asombrados, y postrándose en adoración a Dios, dijeron a una voz:
-Bendito eres, Dios nuesetro, que has aniquilado hoy a los enemigos de tu pueblo.
18Y Ozías dijo a Judit:
<<Que el Altísimo te bendiga, hija,
más que a todas las mujeres
de la tierra.
Bendito el Señor,
creador del cielo y tierra,
que enderezó tu golpe contra
la cabeza del general enemigo.
19Los que recuerden
esta hazaña de Dios
jamás perderán la confianza 
que tú inspiras.
20Que el Señor te engrandezca siempre
y te dé prosperidad,
porque no dudaste
en exponer tu vida
ante la humillación
de nuestra raza,
sino que vengaste
nuestra ruina
procediendo con rectitud
en presencia de nuestro Dios>>.
Todos aclamaron:
-¡Así sea, así sea! 

Explicación.

13,1-10 Al llegar el momento culminante, el autor vuelve a la técnica de dividir la acción en breves acciones precisas, dando impresión de rapidez.
Primero despeja la escena: con insistencia hace retirarse a los criados en general, a Bagoas, a la criada en particular; al principio y al final insiste en que han quedado solos. En la soledad domina el silencio: la oración, que de ordinario se hacía en voz alta, se pronuncia ahor por dentro (véase 1 Sm 1,13). La breve oración y la brevísima jaculatoria detienen apenas la acción, subrayando religiosamente la grandeza del momento y de nuevo la acción se mueve velozmente.

Los lectores judíios recuerdan la hazaña de Yael y también la de David con la cabeza de Goliat.

13,11-20 No está completa la victoria y ya comienza la celebración. El relato emplea formas litúrgicas y el canto domina sobre la simple acción. Llega Judit a la muralla y llama a la puerta como en un acto de culto. Sal 118,19: "Abridme las puertas del triunfo y entraré para dar gracias al Señor"; 124,7; Is 26,2. En vez de informar de lo sucedido simplemente, Judit lo incorpora a un breve himno de alabanza, con su invitatorio clásico: "Alabad". Allí mismo ntroduce una expresión "esta misma noche", que es el clásico ballayla hazze de Ex 12,12, típico de la celebración de la Pascua. Añade un juramento de inocencia. El pueblo responde a la noticia con un acto de adoración a Dios y el alcalde de la ciudad pronuncia una bendición sobre Judit. Tres frases sintetizan el recuerdo del hecho; y las tres ponen a Dios como sujeto.

13,11 Dios está con nosotros es en hebreo ´immanu ´el, el nombre de la victoria contra Senaquerib: Is 7,14; 8,8. "Hoy": quizá responda a un hebreo kayyom hazze, que expresa la permanencia o la actualidad de un suceso.

13,12 Toca a los ancianos o concejales autorizar que se abra el portón de la ciudad, 10,9.

13,14 "Retirar la misericordia": véase Sal 66,20; 89,34. La Vulgata ha añadido un detalle descriptivo: "Ella se colocó en un sitio algo más alto e impuso silencio".

13,17 Este asombro es numinoso ante la inesperada acción de Dios. Véanse Ex 19,16; 1 Sm 14,15; 1 Re 9,8; Sal 64,10. "Todo el mundo se atemoriza, proclama la intervención de Dios y medita su acción".

13,18 El primer verso es como la bendición de Melquisedec Gn 14,19-20; el segundo como la alabanza de Yael, Jue 5,24: "Bendita entre las mujeres, Yael... bendita entre las que habitan en tiendas". En la tradición cristiana estos versos de Ozías se han aplicado a María, enlazando "la cabeza del enemigo" con la cabeza de la serpiente de Gn 3,15.

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