jueves, 2 de febrero de 2017

JUDIT. CAPÍTULO 12.

121Luego ordenó que la llevaran a donde tenía su vajilla de plata, y mandó que le sirvieran de su misma comida y de su mismo vino. 2Pero Judit dijo:
-No los probaré, para no caer en pecado. Yo me he traído mis provisiones.
3Holofernes le preguntó:
-Y si se te acaba lo que tienes, ¿de dónde sacamos una comida igual? Entre nosotros no hay nadie de tu raza.
4Judit le respondió:
-¡Por tu vida, alteza! No acabaré lo que he traído antes de que el Señor haya realizado su plan por mi medio.
5Los oficiales de Holofernes la llevaron a su tienda. Judit durmió hasta la medianoche, se levantó antes del relevo del amanecer 6y mandó este recado a Holofernes:
-Señor, ordena que me permitan salir a orar.
7Holofernes ordenó a los guardias de corps que la dejaran salir.
8Así pasó Judit tres días en el campamento. Después de lavarse suplicaba al Señor, Dios de Israel, que dirigiera su plan para exaltación de su pueblo. 9Luego, purificada, volvía a su tienda y allí se quedaba hasta que, a eso del atardecer, le llevaban la comida.

La noche decisiva    

10El cuarto día, Holofernes ofreció un banquete exclusivamente para su personal de servicio, sin invitar a ningún oficial, 11y dijo al eunuco Bagoas, que era su mayordomo:
-Vete a ver si convences a esa hebrea que tienes a tu cargo para que venga a comer y beber con nosotros. 12Porque sería una vergüenza no aprovechar la ocasión de acostarme con esa mujer. Si no me la gano, se va a reír de mí.
13Bagoas salió de la presencia de Holofernes, entró donde Judit y le dijo:
-No tenga miedo esta niña bonita de presentarse a mi señor como huésped de honor, para beber y alegrarse con nosotros, pasando el día como una mujer asiria de las que viven en el palacio de Nabucodonosor.
14Judit respondió:
-¿Quién soy yo para contradecir a mi señor? Haré en seguida lo que le agrade; será para mí un recuerdo feliz hasta el día de mi muerte.
15Se levantó para arreglarse. Se vistió y se puso todas sus joyas de mujer. Su doncella entró delante y le extendió en el suelo, ante Holofernes, el vellón de lana que le había dado Bagoas para que se recostase allí a diario mientras comía.
16Judit entró y se sentó. Al verla, Holofernes se turbó, y le agitó la pasión con un deseo violento de unirse a ella (desde la primera vez que la vio esperaba la ocasión de seducirla), 17y le dijo:
-Anda, bebe; alégrate con nosotros.
18Judit respondió:
-Claro que beberé, señor. Hoy es el día más grande de toda mi vida.
19Y comió y bebió ante Holofernes, tomando de lo que le había preparado su doncella.
20Holofernes, entusiasmado con ella, bebió muchísimo vino, como no había bebido en toda su vida.

Explicación.

12 La narración está articulada por tres frases de ironía ominos: vv. 4.14.18. Las últimas palabras de Judit al enemigo; después vendrá el silencio de la acción con una oración mental.
12,1-4 La primera juega con el tema de la comida. La transición es muy hábil: en un gesto de vanidad generosa, Holofernes intenta obsequiar y deslumbrar a Judit. Ella declina. Por lo que se dice en el v.16, podríamos interpretar esta invitación como un primer pase del general a la joven hermosa: ya se entiende, se empieza comiendo juntos. Entonces la negativa de Judit es muy hábil, porque se refugia en motivos religiosos, como si no entendiera la insinuación; y habla de un pecado que concierne las viandas. Holofernes advierte que se ha precipitado, pero cuenta con que la fruta madurará pronto: Judit tendrá que aceptar lo extranjero. Así llega Judit a su anuncio, que para Holofernes significa la conquista de la ciudad. Si es así, Holofernes tiene que darse prisa en conquistar antes a la joven.

12,2 Sobre los tabúes alimenticios, además de la legislación contenida en Lv 11 y Dt 14, puede verse Os 9,3 y Ez 4,13.

12,3 Quizá los escribe el autor con orgullo: nadie de Israel forma parte del abigarrado ejército enemigo.

12,6 Ahora Holofernes tiene que hacer concesiones a la joven; además, en esa oración llegará la noticia celeste anunciada en 11,17-18.

12,7 Jr 27,6; Dn 2,38.

12,8 Se supone que va a una fuente. El lavado antes d ela oración es ritual. Como ya hemos escuchado la plegaria entera en el cap. 9, no hace falta amplificar. La repetición monótona de una distribución sin interés sirve para exasperar a Holofernes y para aguzar la tensión del lector, que siente acercarse el quinto día, el plazo de la rendición.

12,10-18 Efectivamente, Holofernes no aguanta más y lanza el ataque, sirviéndose primero de su eunuco Bagoas, al parecer experto en tales artes. Y se encuentra una Judit maravillosamente condescendiente. Bagoas es un nombre de origen persa bien conocido; estaría al cargo del harén de campaña.

12,13 Para Bagoas, la suerte de las mujeres que viven en el harén del emperador es envidiable.

12,19 Judit ofrece su presencia y su compañía, no es poco para el general que la mira; come y bebe vino, pero de lo suyo, y el hecho de que beba vino le basta a Holofernes. Judit incita a beber sin perder el control propio.

La Vulgata abrevia el capítulo, restándole bastante valor.

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