jueves, 2 de febrero de 2017

JUDIT. CAPÍTULO 10.

Judit frente a Holofernes 

101Cuando Judit terminó de suplicar al Dios de Israel, cuando acabó sus rezos, 2se puso en pie, llamó al ama de llaves y bajó a la casa, en la que pasaba los sábados y días de fiesta; 3 se despojó del sayal, se quitó el vestido de luto, se bañó, se ungió con perfume intenso, se peinó, se puso una diadema y se vistió la ropa de fiesta que se ponía en vida del marido, Manasés; 4se calzó las sandalias, se puso los collares, las ajorcas, los anillos, los pendientes y todas sus joyas. Quedó bellísima, capaz de seducir a los hombres que la viesen. 5Luego entregó a su ama de llaves un odre de vino y una aceitera; llenó las alforjas con galletas, un pan de frutas secas y panes puros; empaquetó las provisiones y se las dio al ama.
6Cuando salían hacia la puerta de Betulia encontraron allí a Ozías, en pie, y a los concejales de la ciudad Cabris y Carmis. 7Al verla con aquel semblante transformado, y con otros vestidos, se quedaron pasmados ante tanta belleza, y le dijeron:
8-¡Que el Dios de nuestros padres te favorezca y te permita realizar tus planes para gloria de los israelitas y exaltación de Jerusalén!
9Ella adoró a Dios, y les dijo:
-Ordenad que me abran las puertas de la ciudad para ir a cumplir vuestros deseos.
Ellos ordenaron a los soldados que le abrieran, como pedía.
10Así lo hicieron. Judit salió con su criada. Los hombres de la ciudad la siguieron con la vista mientras bajaba el monte, hasta que cruzó el valle y desapareció.
11Cuando caminaban derecho por el valle les salió al encuentro una avanzadilla asiria, 12que les echó el alto:
-¿De qué nación eres, de donde vienes y adónde vas?
Judit respondió:
-Soy hebrea, y huyo de mi gente porque les falta poco para caer en vuestras manos. 13Quisiera presentarme a Holofernes, vuestro generalísimo, para darle informaciones auténticas; le enseñaré el camino por donde puede pasar y conquistar toda la sierra sin que caiga uno solo de sus hombres.
14Mientras la escuchaban, admiraban aquel rostro, que les parecía un prodigio de belleza, y le dijeron:
15-Has salvado la vida apresurándote a bajar para presentarte a nuestro jefe. Ve ahora a su tienda; te escoltarán hasta allá algunos de los nuestros. 16Y cuando estés ante él, no tengas miedo; dile lo que nos has dicho, y te tratará bien.
17Eligieron a cien hombres, que escoltaron a Judit y su ama de llaves hasta la tienda de Holofernes.
18Al correrse por las tiendas la noticia de su llegada, se armó un revuelo por todo el campamento. Y como Judit estaba fuera de la tienda mientras la anunciaban, 19los soldados la rodearon admirando su hermosura, y por ella, a los israelitas. Comentaban:
-No podemos menospreciar a una nación que tiene mujeres tan bellas. No hay que dejarles ni un solo hombre; los que quedasen serían capaces de engañar a todo el mundo.
20Los guardaespaldas de Holofernes y los oficiales salieron e introdujeron a Judit en la tienda.
21Holofernes estaba reposando en su lecho, bajo un dosel de púrpura y oro, recamado con esmeraldas y piedras preciosas. 22Cuando le dijeron que estaba Judit, salió a la antecámara, precedido de portadores de lámparas de plata.
23Cuando Judit estuvo frente a Holofernes y sus oficiales, todos quedaron pasmados ante aquel rostro tan hermoso. Ella se postró ante él, rostro en tierra; pero los esclavos la levantaron.

Explicación.

10 Desde este capítulo hasta el final del 14 el autor despliega todo su talento narrativo, que continúa una gloriosa tradición.
La escena, vista desde cerca, está dividida en una serie de acciones precisas (10,1-4; 13,6-10: forman una especie de inclusión paralela). La descripción indirecta de la persona por el efecto que produce (Judit) y la descripción directa y rápida (Holofernes). El enlace hábil de las escenas (10,1-12: de técnica que se diría cinematográfica: "campo-contracampo"). El sembrar datos menudos que servirán para el desarrollo posterior de la acción (la alforja, la oración). La ironía sutil, cruel, maliciosa, montada en diversos planos: en lo que dice Judit respecto a Holofernes, lo que dice éste y sus soldados respecto a la acción, lo que el autor hace escuchar aludiendo a partidos políticos.

Conviene leer y releer estas páginas, ante todo como una pieza clásica del arte narrativo de Israel, fijándose cada vez en algún aspecto saliente, disfrutando de la acción y el diálogo, antes de subir a reflexiones teóricas.

10,1-4 Otra vez la norma "a Dios rogando y con el mazo dando". En nueve acciones menudas sucede la transfiguración de Judit. Hay que recordar en este momento las frases de Isaías II a Jerusalén, madre y personificación del pueblo: "Despierta..., vístete de tu fuerza, Sión; vístete el traje de gala... sacúdete el polvo, ponte en pie..." (Is 52,1-2). Como el luto de Judit lloraba la opresión de todo el pueblo, así ahora sus galas anticipan la salvación. Una tonalidad mayor, exultante, abre la sección central del libro, después del tono sombrío y desesperado, después de la gran plegaria. La belleza de Judit es casi un oráculo de salvación en acción.

10,5 El ama va a ser una figura silenciosa: testigo, defensa y colaboración. Forma la pareja femenina frente al general y su eunuco.

10,7 Vuelve a sonar el leitmotiv de la belleza: esta vez reflejada en el estupor de otros personajes judíos. Y es otro anticipo de fiesta y salvación: "gloria, exaltación".

10.8-9 Finalmente dialogan: "Tus planes -vuestros deseos".

10,10-11 De nuevo el lector ha de seguir a Judit a través de las miradas de los personajes. A la vez el verso enlaza (con la técnica que he llamado cinematográfica): se aleja hasta desaparecer (vista de las murallas), le salen al encuentro los asirios (vista desde el campamento).

10,12-13 Comienza el juego irónico: al pueblo le falta poco, cinco días exactamente, para entregarse. Judit huye: ¿para librarse de la rendición? Entonces, ¿por qué se entrega por adelantado? Huye para invalidar ese plazo fatal al que se han ligado.

Judit se ofrece como espía: sus informaciones podrán ser verdaderas, pero han de ser interpretadas correctamente; el camino puede tener sentido propio o metafórico; en cuanto a ocupar toda la sierra, ya sólo le queda Betulia. ¿Llegará allá antes de que caiga, uno solo de sus soldados?

10.14 Por tercera vez el leitmotiv de la belleza, esta vez reflejada en la admiración de los centinelas. Comienza a tomar esa belleza un brillo cegador y fatídico. Absorbidos en el mirar, no saben criticar las declaraciones de una prisionera.

10,15-16 Las palabras de los guardias son sinceras, pero a través de ellas guiña irónicamente el narrador. Judit ha salvado la vida cuando la está arriesgando totalmente; ¿cómo "trata bien" un general a una mujer joven y hermosa?

10,7 Escoltada por cien soldados: ¿Es una medida de seguridad o un homenaje a la belleza?

10,18 Por cuarta vez suena el leitmotiv a la belleza: esta vez provoca casi un tumulto. Esa belleza empieza a turbar el orden militar, a ser turbadora. Aquellos soldados llevan más de un mes de inactividad y varios de campañas.

10,19 En su boca pone el autor un homenaje a "la judía", personificación del pueblo. Su conclusión impolica que mujeres tan bellas infunden una astucia invencible a sus varones.

La Vulgata cambia la frase: "Vale la pena luchar contra los israelitas por sus mujeres".

10,20-22 El encuentro se retrasa un momento. Mientras espera Judit, el autor nos hace entrar en el recinto interior de la tienda para mostrarnos a Holofernes. Así hace posible otro homenaje: el general sale personalmente a recibirla; más que una prisionera, Judit llega como invitada de honor.

10,23 Por quinta vez el leitmotiv de la belleza, que ahora alcanza el último peldaño. Y precisamente en ese momento ese rostro bellísimo se abate y se oculta contra el suelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario